Evadir un tema, no pedir perdón por un error o una falta de respeto, no dejar saber con claridad qué nos molesta (esperando que el otro adivine o creyendo que "ya lo sabe"), dejar que el tiempo pase y pretender que las heridas que provocamos en otros sanen solas...
Creo que todos hemos hecho alguna de estas en algún momento. A veces [por vergüenza, miedo, ignorancia, orgullo, egoísmo o cobardía] preferimos evadir ciertos temas con personas que merecen oír un "perdón" o simplemente ser escuchadas (y un montón de otras formas de enmendar nuestras metías de pata).
Muchas veces somos nosotros mismos (tras hacer el daño) quienes necesitamos pedir perdón (etc.) para aliviar nuestra consciencia. No arrastres cosas del pasado; no pretendas que adivinen lo que te molesta; sal de eso: libera tus rehenes y hazte libre a ti mismo.
Habla sinceramente sin esconder nada. Quién sabe, quizá esa amistad que creíste perder realmente te valora; solo necesitan hablar claro ciertas cosas y dejar esa niñería de "no le hablo".
En silencio difícilmente lograrás alcanzar lo que requiere palabras y con palabras difícilmente arreglarás lo que dañaron tus acciones. Simplemente todo tiene su tiempo.
No pretendas que lo que vienes dañando por años se arregle en una semana o con un detalle forzado que compraste de camino, con un texto que no escribiste. Dale tiempo a las personas; ponte en sus zapatos y deja de minimizar lo que evidentemente no te duele.
A veces solo debes escuchar sin hablar; ya vendrá tu tiempo, no tengas prisa. Presta atención y notarás que a veces te toca hablar; otras veces escuchar en silencio. Eres tan importante como la otra persona, pero tu opinión no siempre es necesaria.
Pienso que quienes viven evadiendo y evadiendo [buscando tranquilidad temporera], eventualmente terminan con vidas muy tristes, solitarias y destrozadas; tirados en el suelo de un inmenso valle de resentimientos, remordimientos y conversaciones imaginarias.
Habla las cosas antes que sea muy tarde.
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