Les juro que no salí a buscar ninguna historia esa tarde; solo quería ver un poco de sol antes que cayera la noche. No hice más que estacionarme por la Monserrate (Av. Paseo de los Gigantes) y en menos de 5 segundos, llegó una persona a hablar conmigo.
Aquí parte de lo que hablamos...
"Yo soy Jesús Santana Santiago, pero uso Viruet por mi mamá (fallecida), que vive aquí en mi corazón (se da palmadas en el pecho suavemente mientras lo dice). Yo uso heroína; me rompí el cable a los 21 años y ahora mismo tengo 41.
Hace un tiempo, una persona que se está recogiendo y arreglando su vida, me empezó a ayudar, dándome un techo. Por lo menos por ahora tengo un techo para quedarme en lo que vamos echando raíces, tú sabes..."
Aprovechando el momento, le di algo de dinero y le dije: "mano, cuando le doy chavos a alguien en la calle, siempre tengo un dilema... Me pregunto: '¿los estoy ayudando o los estoy matando?'
Jesús: "Cuando le das dinero a un usuario, le estás dando la satisfacción y la medicina para que esa persona se quite el malestar del cuerpo en ese momento porque cuando alguien no se cura, empieza a vomitar, le da churra, una moquera bien terrible, empieza a estornudar sin parar, le da catarro, se le ponen los ojos rojos... Una cosa bien, bien mala.
Pa' no sentir eso, uno coge y hace lo que tiene que hacer porque eso es bien fuerte. Es más difícil de lo que la gente se imagina."
Quise hablar un poco más, pero me dijo:
"Voy pa' encima, que está la pista buena; ya sabes dónde encontrarme (subiendo y bajando por la Av. Paseo de los Gigantes). Dios te bendiga."
La conversación fue totalmente casual y sin planear. Solo quise compartirla para que todos podamos conocer un poco más a nuestra gente de las calles. No le pedí que sonriera ni nada, esa fue su respuesta natural cuando le pedí una foto.
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