Cómo si se tratara de la despedida de un ser querido, antiguos residentes del Residencial Torres de Sabana (que ya está parcialmente demolido) se reúnen frente a lo que un día llamaron "casa".

Muchos de los presentes (algunos de ellos ahora residentes de lejanos pueblos) llevaban largos años sin verse. Una extraña mezcla de alegría, nostalgia y tristeza llena el ambiente, mientras -algunos en total silencio y otros conversado entre sí- echan unas de sus últimas miradas a su antiguo hogar.

La intermitente incertidumbre de un día soleado, lluvioso o simplemente nublado, añade su propio toque a la escena.

Reviviendo miles de buenos recuerdos, otros malos y algunos terribles (alimento de la prensa común), hoy se reúne una familia separada a la fuerza. Marginada y despreciada por miles; pronto la estructura física dejará de ser, pero para siempre vivirá en sus corazones el lugar que les vio crecer. Este es el adiós definitivo que ninguno de ellos algún día quiso ver.

Con un cielo semi-lluvioso, adornado por un leve alcoiris, nuestros vecinos de TDS, se reúnen para decir "adiós".