Karla, madre de Ketxiel, un niño de 6 años con autismo, ha hecho un llamado público pidiendo apoyo tras enfrentar trabas en el sistema educativo desde mayo. Ketxiel no ha podido comenzar la escuela, ya que le han negado ingreso debido al largo de su cabello, un aspecto vinculado con su diagnóstico. Aunque presentó documentación médica y contactó al Departamento de Educación, las instituciones siguen exigiendo que cumpla con el reglamento. Karla pide ayuda para que su hijo reciba el derecho a una educación justa.
“Mi nombre es Karla y soy madre de Ketxiel, un niño de 6 años con autismo. Hoy escribo con desesperación y dolor, porque desde mayo he estado peleando por algo tan básico y necesario como que mi hijo pueda recibir la educación que merece. Pero a pesar de todos mis esfuerzos, he chocado una y otra vez con puertas cerradas.
He enviado correos, he llamado a decenas de oficinas, he hablado con cualquier persona que pudiera ayudar, y he expuesto nuestra situación en diferentes foros. Pero aquí estamos, casi en noviembre, y Ketxiel no ha podido empezar su educación. Lo que debería ser un derecho básico se nos ha negado por algo tan insignificante como el largo de su cabello. Sí, el largo de su cabello.
Mi hijo no ha sido aceptado en una escuela porque tiene el pelo largo, algo que está directamente relacionado con su diagnóstico.
Hace unas semanas, creímos que habíamos encontrado una solución. Un colegio evaluó a Ketxiel y parecía que por fin las cosas mejorarían. Pero en la reunión, la única preocupación de la directora era el largo de su cabello. A pesar de que entregamos documentación médica que explicaba esta situación, nos negaron una excepción. Días después, recibí un email diciendo que Ketxiel podría asistir, pero solo si cumplía el reglamento, es decir, si le cortamos el pelo.
¿En qué mundo vivimos cuando se le niega a un niño autista su derecho a la educación por algo así? Estoy frustrada, indignada y agotada. He intentado todo. Me he comunicado con el Departamento de Educación y con la escuela, pero no he recibido ninguna solución. Ketxiel sigue en casa, perdiendo un tiempo crucial para su desarrollo. Cada día que pasa es un retroceso para él. Cada día sin escuela es un día perdido.
Ya no sé qué más hacer. Por eso recurro a ustedes, a quienes me lean. ¡Ayúdenme! Compartan esta historia, háganla llegar a medios de comunicación, a funcionarios, a cualquier persona que pueda ayudarnos a hacer justicia. Mi hijo merece una educación digna, como cualquier otro niño. No puedo permitir que lo sigan tratando como si su vida y su futuro no importaran.”
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