Hace algunos meses, tenía pensado pasar por la Comunidad Eduardo J. Saldaña, La Cerámica para conocer más de su historia y -aunque no logré conseguir específicamente lo que buscaba en esta visita- logré tener una interesante conversación con una vecina del área: Doña Julita, de 94 años; una mujer de memorias claras, mucho respeto, humildad y un bonito sentido del humor que hizo de mi tiempo con ella uno muy agradable. Doña Julita reside en la Calle Ramón Quiñones, "La Principal", según me comentó.
Sabiendo que La Cerámica es una comunidad relativamente reciente cuando la vemos en relación a muchas otras en la historia [de unos 64 años, al momento de este escrito], le pregunté "¿cómo era esta zona cuando llegaron aquí?" (Para sumergirte un poco más en mi experiencia hablando con Julita, usaré de vez en cuando su estilo tal y como se expresó, algo así como en "El Gíbaro", de Manuel A. Alonso.)
Su respuesta fue: "bueno, nosotros llegamos aquí cuando no había nadien, no habían casas tampoco; todas esas casas las construyeron después. En todo esto no había ni carreteras; lo que había era tierra na'más (otros vecinos también me hablaron que era puro mangle y fango). Para ese tiempo, no había nadien, no había casi gente, pero los poquitos que habíanos nos entreteníanos por aquí, felices.
A las personas antes no les importaba tanto lo que hicieran para ganarse la vida, simplemente trabajaban para sostenerse (sin dar tanta importancia a las apariencias, como ahora), se veían contentos, se veían los viernes contentos y se reunían después del trabajo."
Julita, quien también vivió en Fajardo y en Manatí, recuerda levemente cuando [a eso del 1952], bajo la orden de Luis Muñoz Marín, expropiaron a residentes del área de Cangrejo Arriba, para construir el Aeropuerto Internacional que más tarde llevó su nombre: "después vinieron to's pa'quí y empezaron a comprar casas (algunas de ellas a peso), aquí había que saber caminar (porque lo que había en ese tiempo eran mangles, mucha tierra y fango y porque en ocasiones había que ir a lugares lejanos a buscar alimentos) y cada uno trabajaba por lo suyo."
"Antes la gente sembraba mucho; nosotros comíamos y bebíamos de lo mismo que uno cosechaba: verduras y todo eso. Yo era una que me iba pa' los campos...iba uno a sacar las batatas, las yautías y lo ñames y to'as esas cosas pa'l campo pa'llá. ¡Veníanos carga'os! Carga'os de verduras pa' to'el mundo, ¡pa' que comieran hasta los perros! Entonces comía to'el mundo, bebían y eso; bebían cerveza a to' lo que da, pero había respeto."
"Los niños y muchachos jugando en la calle -hasta medio esnús- sin malicia y a la gente no le importaba la vida de los demás, porque esa era la vida de ellos y la de uno. Donde quiera uno se bañaba, ahí había una pileta (me señala una casa) en donde uno se bañaba ahí mismo, donde quiera. To'el mundo contento de la vida hasta que llegamos a este tiempo. Y ahora no: ahora estamos en este tiempo que lo que hay es mucha pelea y tanta cosa...antes no había tanta muerte, ¡ay no! no había na, ni peleas; todo era como sano, era una vida sana, ¡ay, eso es lo más lindo que había antes!"
"Recuerdo cuando íbamos a la iglesia y le servíamos al Señor: recibíamos el Espíritu Santo, y nos sentíanos contentos y cada día más y más; ¡nos sentíamos feliz, feliz, feliz! Le servíamos al Señor, hacíamos todo para Él y el Señor era nuestro Pastor siempre...una cosa bien linda. Antes nos íbanos para allá para la jungla, pa'llá leeejos con los pastores a separarnos. Nos íbanos pa'lla con Yiye Ávila...que ese Yiye era mela'o; era un hombre sano, siempre contento. Nos íbanos por allá por el campo... ¡ay, Dios mío, eso era lo más lindo que había! Y [Yiye] venía por aquí también...no se pueden ni contar la cantidad de cosas lindas."
"Antes la gente era siempre amable con todo el mundo y contentos; comíamos todos del mismo plato. No habían muchos chavos, porque las cosas estaban malas, pero se comía y se bebía bastante, se cantaban los aguinaldos... ¡ah los aguinaldos! ...anda, mira a ver: ¿dónde están los aguinaldos ahora? -exclamó. En ese tiempo era música por las calles, una música preciosa; de toda cosa: con guitara y güiro y esas cosas. Eso y la gente contenta de aquí para allá y un amor...antes era una cosa bien bonita.
Habían unos rosarios preciosos que se cantaban, se ponían muchas flores y le cantábanos al Señor. Las personas se humillaban a oír ese rosario, la gente se sanaba como si nada. Era muy diferente, en ese tiempo había respeto; antes se usaba mucho la bendición de Dios y todo eso se respetaba, pero ahora las personas no se respetan; no respetan ni a sus madres. Ahora no hay na' de eso...ahora lo que hay es que coger miedo porque están las cosas feas. Antes no se mataba tanta gente, yo dormía a veces con las puertas abiertas, yo era una muchacha y a mí nadie me hizo daño ni nada, todos vivíamos contentos."
Me iba pa' los bailes y llegaba a mi casa a la media noche, después que veníamos a esa hora nos acostábamos y a veces venían unas orquestas a darnos serenatas, ¡jaja!...¡ay Dios mío! No, no, no: es bien bueno uno estar así para contarle a los demás que en ese tiempo había mucho amor de madre, amor de padre y eso; no éramos malcriados ni nada, era una cosa bien bella. Se sentía el amor de Dios y el Espíritu Santo. Cuando uno tiene respeto, es una cosa bien linda.
"Hay muchas cosas qué contar, pero lo que pasa es que ahora las personas viven ignorantes y hay cosas que -aunque ellos desean vivirlas- ya no las pueden vivir porque ya las acabaron."
Esa última línea me dejo pensando mucho; creo que no tengo mucho qué añadir aquí.
Doña Julia sufrió un infarto y falleció el sábado 23 de septiembre de 2017 en el hospital." -Lallys Martínez Trinidad
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