La imagen de arriba ilustra la Hacienda Aurora. Obra del Pintor puertorriqueño Francisco Oller, en el tiempo que vivió en Carolina, durante el bombardeo de San Juan tras la llegada de los norteamericanos en el 1898. Para ese entonces, muchas familias de San Juan optaron por refugiarse también en Carolina.
Para entender mejor el incalculable valor histórico que representan las ruinas de las centrales azucareras, es importante conocer un poco de su historia a través de la isla:
A finales del Siglo XIX, antes del cambio de soberanía de Puerto Rico, surgieron las centrales azucareras. Las mismas fueron grandes fuentes de riqueza para nuestra Isla; sin embargo, con el tiempo todo fue cambiando, hasta llegar a nuestra actualidad: cuando ya no se siembra, ni se cultiva ni se muele caña en nuestra fértil Tierra...contamos con el espacio y los recursos, pero -para nuestra desgracia- importamos la mayoría de lo que consumimos.
Cuenta Blas Contreras, ex empleado de la Central San Vicente en Vega Baja, que "todas las centrales en Puerto Rico eran autónomas en cuanto a su energía; tan pronto empezaban a moler la caña, el bagazo (residuo fibroso resultante de la trituración de la caña) lo echaban en las calderas, se quemaba, subían presión y con eso corrían toda la central. O sea, que no había que comprar petróleo, ni gaso...¡nada! Ella misma era autónoma en cuanto a su energía."
Gumersindo Maldonado, quien trabajó en Central Carmen de Vega Alta, explica que "una pieza 'e caña está dividida en secciones, entonces hay unos callejones que la dividen: [hay unos] callejones donde vienen los vagones; ahí está la vía y vienen los vagones. Expresa que cada pieza tenía su nombre (como si se tratara de los nombres de las calles que usamos para identificarlas). "Cuando íbamos a cortar caña, el capataz decía: 'muchachoj, mañana vamoj pa' la pieza tal' ...como ya nosotros sabíamos el nombre {...], entonces madrugábamos a esa pieza y ahí estaba la gente reunida hasta que pegaba el pito de las 7 para pegar a trabajar.
También recuerda: "a los trece años empecé a recoger semillas [de caña]; ganaba 65¢ por 8 horas. Traía mi machete amola'o y mi lima...cuando [...] se embotaba el machete, sacaba mi tiempo, lo afilaba y volvía a coger otra calle de caña para cortarla. Y si era en el llenado [de caña], pues el capataz a las 9 daba un 'break' de 15 minutos para el desayuno".
Muchos recordamos con nostalgia esa enorme chimenea que sobresalía con las letras "VICTORIA" escritas en ella. Podíamos verla desde algunas partes del Pueblo de Carolina, de la 65 de Infantería, del Carolina Shopping Court y otras áreas cercanas, pero el 12 de noviembre de 2011, nuestra Victoria fue destruida.
Jannette Treviño: "De pequeña, entre el 1980 y 1990 detrás de la Panasonic, había un parking que nunca usaban y mi papá, mi tío y sus amigos iban todos los fines de semana a volar aviones a control remoto. Yo iba con ellos junto a mis hermanos; entraba siempre a la chimenea y corríamos patines en la calle.
Mi papá, mi tío y sus amigos siempre chocaban sus aviones contra la chimenea; por eso empezaron a caerse los cantos de ladrillo, luego nos metíamos adentro a ver cuántos habían caído hacia adentro y cuántos hacia afuera. Nos divertíamos explorando. Nunca olvidare esa chimenea; la guardo en mi memoria con nostalgia."
Originalmente fue la Hacienda Victoria, luego refundada como la Central Aurora, más tarde, en el 1886 le llamaron la “Central Progreso” y en el 1921, se convirtió en la Central Victoria, nombre que conservó hasta sus últimos días.
Antes localizada en la Carr. PR-3, con una impresionante capacidad de procesar 2,000 toneladas de caña por día, espacio para almacenar 30,000 sacos de azúcar y 216,000 galones de melaza, la Central Azucarera Victoria fue uno de los símbolos de las riquezas de Carolina.
Lamentablemente, la misma cerró el 1957 por falta de caña, entre otros factores. Tras el paso del Huracán Hugo en el 1989, su chimenea se vio afectada, viéndose más deteriorada. Los restos de su enorme chimenea fueron implosionados el sábado 12 de noviembre de 2011.
Como dato curioso, a la Avenida Roberto Clemente, se le conocía como la "Avenida Victoria", pues la misma llevaba directamente a la Hacienda. Conservó dicho nombre hasta el 1973, cuando recibió el nombre del ilustre, por el cual le conocemos hoy.
Luis Enrique Ortiz: "Cuando le cambian el nombre a la avenida, la 5ta y 6ta Extensión de Villa Carolina estaban en construcción; la 4ta ya tenia como 3 años de construida [para ese entonces]."
José Díaz Caballero añade que su abuelo, Benito Caballero Agosto fue mecánico de esa central.
Lynette Parrilla: "Recuerdo las vías de los trenes de caña que cruzaban el semáforo entre el Burger King y al otro lado el Shopping Court, donde estaba Grande y Topeka. Debajo de todo ese cemento o brea en el cruce están las vías ya que no las quitaron; en un mismo día las taparon. Creo que los trenes llegaban hasta los almacenes viejos de caña del área frente a Torres de Sabana y La Cerámica." También nos compartió que el papá de Roberto Clemente trabajó en la Central Victoria.
Pablo Carrasquillo: "Yo vi la central de Carolina ya que un tío mío trabajó allí cuando la cerraron y era preciosa: tenía unos jardines hermosos... Es una lástima que no supieran conservarla como museo. También vi en operación la de Guayama; todavía operaba el tren transportando la caña y es como tú dices (en este artículo): el olor a caña molida el sabor del guarapo y el olor a melao eran riquísimos."
Irmaliz Iglesias: "Las vías del tren llegaban hasta Saint Just y pasaban por las cuevas. También hay rieles en la 65 Infantería, yendo para el CEM; por eso los carros brincan cuando pasa por toda esa área."
En un comunicado de prensa, el Arqueólogo Federico Freytes Rodríguez expresó que ese 12 de noviembre "se escribió otro capítulo nefasto en cuanto a la depredación de los recursos de Puerto Rico. Un arqueólogo local presenció que a eso del mediodía fue implotada y demolida la chimenea de la Central Victoria, localizada en la carretera PR-3, al sur del cruce que da entrada al municipio de Carolina, detrás de Victoria Industrial Park."
También añadió: "que sepamos, esta demolición se hizo sin ningún tipo de vista pública, sin ninguna publicidad y sin ningún aviso. No hemos podido averiguar quién o quiénes están detrás de dicha demolición. La muerte de la chimenea de la Central Victoria, se suma a la destrucción paulatina de otras centrales azucareras en Puerto Rico, destrucción que se encuentra actualmente en curso”.
“La destrucción de la chimenea de la Central Victoria, en Carolina, significa el fin de un elemento arqueológico único para dicho municipio, un atentado craso contra los recursos locales y la historia de la región. Ya la imponente presencia de la chimenea no saludará a los visitantes y residentes del área”, dijo con tristeza.
Sigo tratando de calcular el valor de esta y otras centrales y no logro entender cómo una pieza de historia tan valiosa pudo destruirse así. Aquí les dejo las palabras del propio Blas Contreras: "es que la gente que vive hoy en Puerto Rico, nunca se pudo imaginar cómo sus abuelos los echaron pa' lante sin saber leer ni escribir. Los mandaron a la escuela pública a pie (a los hijos), vivían en el río cuando estaba seco...es que no se imaginan qué fue lo que pasó..."
Aún en el 2016 pude ver este letrero que lee "demolición de varias estructuras en diferentes localidades del Municipio de Carolina", al lado de donde estuvo la Central Victoria.
Es sumamente triste que hayamos perdido un símbolo histórico tan valioso como lo fue esta Central (o al menos su chimenea, la cual fue respetada y conservada por los primeros, pero totalmente despreciada por los más recientes.
Aquí un vídeo mostrando lo que quedó de ella, luego de su destrucción:
Conoce aún más de las vivencias de quienes vivieron en los tiempos de las centrales de Puerto Rico, narrado por sus propias voces en esta interesante serie de 6 vídeos (duración total de 53 minutos):
Textos del Arqueólogo Federico Freytes Rodríguez, tomados del Nuevo Día. Gracias a todos los vecinos que aportaron sus conocimientos y recuerdos para la elaboración de este artículo. Si tienes algo qué añadir, ¡escríbelo aquí!
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